Eucaristía con las madres del Hogar de María
Eucaristía en el Hogar de María. Parroquia Santa María 7 de diciembre de 2022
Habéis querido dar especial relieve a esta celebración de la víspera de la Inmaculada. Debo deciros que de pequeño nunca había oído hablar de la Inmaculada Concepción, en casa siempre decíamos "la Purísima", Este era el título de nuestra parroquia de Barcelona -hoy Basílica- donde se casaron mis padres; donde estos días el párroco, mosén Ramon Cors ha invitado al Nuncio de Su Santidad, Bernardito Auza, quien por cierto, antes fue nuncio también en Haití, que creo que es el segundo país más pobre del mundo. A buen seguro que le ha quedado mucho en el corazón de aquellos años... porque los pobres suelen ganar el corazón.
La devoción a la Inmaculada Concepción de María penetra en el Nuevo Mundo gracias a Cristóbal Colón y asentada con la denominación de la segunda isla descubierta por el Almirante y la Fundación en Santo Domingo de la Ciudad de Concepción de la Vega, en agradecimiento a la Virgen. Hay otras ciudades en Latinoamérica que llevan el nombre de Concepción o Inmaculada Concepción, ¿verdad?
[las madres asienten y citan Nicaragua, Chile...]
Los misioneros traían imágenes de la Inmaculada Concepción. Pero ¿qué ocurría? Pues lo mismo que aquí, que la mayor parte de la población indígena, mestiza, e incluso de procedencia peninsular, no sabían ni leer ni escribir. Pero es que además la Inmaculada es una compleja verdad teológica, difícilmente asequible a los fieles. Aún así, la gente sencilla, la gente del pueblo, se sentía atraída y admirada por la belleza sensible de la figura de la Virgen y por las virtudes que los sacerdotes predicaban de ella (cf. Isabel Cruz de Amenábar). Fijaos que también ocurre ahora: muchas personas se sienten atraídas por la belleza de las imágenes de María y, en concreto de la Inmaculada Concepción, aunque casi no comprenden el sentido de estas palabras: "Inmaculada" ni "Concepción·. Piensan que son palabras muy lejanas, porque todos nosotros, mujeres y hombres, sabemos que no somos "inmaculados", que tenemos muchas manchas aunque se vean más o menos y se equivocan porque piensan que la concepción se refiere a la de Jesús y no a la de María. Y de este equívoco, viene el chiste de la plegaria de la indita: "Virgencita, tu que concebiste sin pecar, haz que yo peque sin concebir".
Vamos a acercarnos de puntillas a este Misterio, de la mano de un sacerdote, el P. Ignacio Larrañaga. La interpretación que hizo María de aquel prodigio que se le anunciaba, según el desahogo que ella tuvo con Isabel, fue la siguiente: Ella, María, se consideraba como la más "poca cosa" entre las mujeres de la tierra (Lc 1, 48), como nosotros mismos. Si algo grande tenía ella no era mérito suyo, sino gratuidad y predilección de parte del Señor. Ahora bien, la sabiduría de Dios escogió, precisamente, entre las mujeres de la tierra, la criatura más insignificante, para que quedase evidente ante los ojos de todo el mundo que las "maravillas" (Lc 49) no son resultado de cualidades personales, si no gracia de Dios. Esto ya nos acerca más a María, verdad?
La mayoría de nosotros decimos con humildad auténtica (o no tanto) que somos poca cosa, que somos siervos inútiles... Tengo un buen amigo que dice que como es poca cosa, lo suple con una moto grande. Tal vez desde el punto de vista físico tanga razón, pero no interiormente, porque es un tipo estupendo. Yo le recomiendo a él y a vosotras el libro "Dios vuelve en una Harley" de Joan Brady, a ver si Ángels o Raquel os lo consiguen [Raquel asiente, ella ha leído el libro]
Otro buen amigo, el poeta mejicano Javier Bustamante, me recomendó una película argentina del año 1990 que se titula así: "Yo, la peor de todas", inspirada en Sor Juana Inés de la Cruz. Se trata de la historia de una mujer que se encerró a los veinte años en un convento para poder estudiar. Pero la Iglesia desaprobaba a una monja que no solo enseñaba canto a sus alumnas, sino que también se dedicaba a la poesía, al drama, la filosofía y la teología. O sea lo que hoy llamaríamos una protofeminista. Al regresar a la España de los Virreyes, sor Juana pagó muy caros sus atrevimientos. Se quedó sola ante su confesor y ante el arzobispo de Méjico, don Francisco de Aguilar y Seijas que era un misógino fanático. Tanto que hacía levantar las baldosas del Arzobispado si ahí hubiera pasado un mujer. Esto que podía parecer muy extraño también se dice que pasó en la Cartuja de Montalegre. Cuando la visitó la Reina María Cristina (la tatarabuela del rey actual, Felip VI), dicen que el prior hizo levantar todas las baldosas que la Reina había pisado. Por cierto que María Cristina fue también una gran mujer, que salió de un convento para casarse con Alfonso XII (rey muy mujeriego) del cual enviudó pronto. O sea que esta misoginia atraviesa la historia de la Iglesia. Finalmente Sor Juana Inés terminó rendida, renunciando a su inmensa fuerza creativa. Y se consideró "la peor de todas". Pues es en este momento, cuando nos sentimos los peores de todos, es cuando experimentamos que Dios hace maravillas en nosotros, como hizo con María.
Acabemos con un poema muy hermoso de uno de nuestros mejores poetas, Joan Maragall, que lleva por título La Nit de la Puríssima, o sea esta misma noche.
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