Homilia Antiguas Alumnas de Jesús y María
Homilía a las Antiguas Alumnas de Jesús y María en el bicentenario de la Congregación.
Colegio de Jesús María
de Sant Gervasi, 4 de noviembre de 2017
Malaquias 1,14-2,2b.8-10
Sal 130,1.2.3
1a de San Pablo a las Tesalonicenses
29,7b-9.13
Mateo 23,1-12
Queridas hermanas y
hermanos,
Un saludo especial
a las Hermanas de Jesús-María. También a todos lo que habéis venido de otros
colegios de la Congregación de toda España para uniros en esta fiesta. Y a la
Coral de padres de Jesús-María que nos acompañan tan bellamente con sus cantos.
¡Qué alegría estar
celebrando este bicentenario de Jesús María! Nos reunimos hoy aquí en esta
capilla tan hermosa, que a muchas os trae tantos recuerdos, para dar gracias a
Dios por sus dones en estos dos siglos de historia!
Aquí está la imagen de
Santa Claudina Thévenet. Nacida en Lión, fue una mujer fuerte y a la vez dócil
porque se dejó guiar por el espíritu Santo. Su principal objetivo fue la
educación de los niños y de los jóvenes, especialmente los más desfavorecidos.
Su pedagogía, inspirada en el evangelio, se basaba en la bondad, en la atención
personalizada, en el espíritu de familia. Principios vigentes hoy en la
educación. La noche del 5 al 6 de octubre de 1818, Claudina se instaló en una en una humilde casa, apenas amueblada. Con una obrera,
una huérfana y un telar de seda, Claudina acaba de fundar la Congregación de
las Religiosas de Jesús-María “Me parecía haberme lanzado a una empresa loca
sin ninguna garantía de éxito”. Tuvo éxito: y aquí en esta Iglesia hay una prueba más. Las
obras de Dios suelen comenzar con pocos medios pero son como el grano de
mostaza o la levadura dentro de la masa.
Hoy damos gracias a
Dios, en concreto por tanto que habéis recibido las antiguas y antiguos alumnos
de este y de tantos colegios de la Congregación. Eran los primeros años de
vuestras vidas, en que se moldeaban vuestros comportamientos, vuestra manera de
entender la vida, el discernimiento de vuestra vocación. Por otra parte, cuanto
ha ido cambiando la Congregación en estos años, seguramente con vacilaciones y
con errores, pero siempre intentando ser más fieles al evangelio.
“No hacen lo que dicen”
hemos escuchado en el evangelio. Jesús nos pide coherencia, nos pide que
vivamos aquello que predicamos. Dice José Antonio Pagola, comentando este
evangelio que “nuestro ejemplo de vida más
evangélica cambiaría el clima en muchas comunidades cristianas.” Fijaros por
favor que los jóvenes están muy atentos a lo que hacemos los adultos, y cuando
un adulto es coherente con su comportamiento dice: “es auténtico”.
No
llaméis “padre” vuestro a nadie en la tierra porque uno solo es vuestro Padre
del cielo, dice Jesús. Recuerdo una anécdota, un misionero catalán activo en
Latinoamérica, recordaba a un grupo de gente humilde estas palabras de Jesús.
Allí suele usarse mucho el tratamiento de padre a los sacerdotes. Al final les
preguntó, lo habéis entendido? Y todos al unísono respondieron: “¡sí padre!”
Jesús nos dice que Dios es el único padre y que todos somos hermanos.
La
fiesta, la celebración, ha de ir unida al compromiso. Y todos tenemos una
misión a cumplir. Como padres de familia, como abuelos, como hijos, como
sacerdotes, como religiosas… También como antiguas/antiguos alumnos tenéis unos
compromisos.
“Los
gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro
tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y
esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay
verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” palabras de la
encíclica Gaudium et Spes del
Concilio Vaticano II. No podemos dejar de hacer referencia a los delicados
momentos que estamos viviendo hoy en Catalunya. Pidamos en esta eucaristía por
la paz y pidamos también que muchos laicos cristianos se formen y se
comprometan en política para servir y contribuir a la causa de la paz sin
confrontaciones ni descalificaciones.
Quisiera tener un
recuerdo hacia la Madre Cecilia fallecida recientemente y a quien pude conocer
en Roma. Nació hace más de 115 años en Manchester, New Hampshire. Cuando tenía
21 años el Señor la llamó a Jesús-María y ella respondió alegremente; como
respondió un día que le preguntaron cuál había sido el día más feliz de su
vida, sin titubear o dudar respondió inmediatamente, ‘el día de mi profesión
religiosa’. Durante los 92 años de su profesión religiosa vivió una vida plena
de amor y fidelidad al Señor. Su vida y su disponibilidad es hoy para nosotros
un ejemplo y un estímulo.
Pidamos por su
intercesión más vocaciones a la vida religiosa y en concreto a la congregación
de Jesús María. Algunos dicen, ya hace años que pedimos y no llegan. No es
cierto, no llegan aquí, pero sí a otros países del mundo. Dios no deja de
llamar, aunque nosotros a veces nos hagamos un poco los sordos. Que no nos
cansemos de responder a su llamado. Y que “por siempre sean benditos y alabados
los nombres santos de Jesús y de María.”
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